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02.05.2005

BERGER y LUCKMAN

Extractos (interesadamente) seleccionados de su texto La construcción social de la realidad.-

La realidad de la vida cotidiana en todo individuo se presenta como una realidad interpretada por seres quienes para ellos el mundo tiene el significado subjetivo de un mundo coherente. Un detallado seguimiento de cómo alcanzamos la conciencia de sí, el recuerdo de sí, revelaría las diversas capas de experiencia y las distintas estructuras de significado que intervienen en cómo interpretamos nuestra realidad.

Esto no se relaciona una cuestión referente al Ser; sino por el contrario, se interesa en algo muy concreto: cómo nosotros percibimos el aquí y el ahora. En este mundo, cabe tomar la realidad como dada; donde el conocimiento a priori que se tiene de la vida cotidiana nos clarifica al actuar en ella, nos orienta, sin que lleguemos a conocer esta realidad como tal.

Esto implica que el mundo de la vida cotidiana se origina en los pensamientos y acciones de los miembros que sustentan y comparten ésta realidad como "real".

Hay dos grandes razones para sustentar ésta perspectiva. Primero la conciencia es siempre intencional en su acto de apuntar y dirigirse a los objetos.

Y segundo, que la realidad por excelencia es la realidad de la vida cotidiana, y su ubicación predirigida e imperativa es la suprema realidad.

Esto quiere decir que la conciencia se dirige o apunta a los objetos por intencionalidad (a voluntad) en su acción cotidiana. Y esto ocurre porque los objetos a los que nos aproximamos los percibimos como parte de un mundo físico (exterior a nosotros), o se aprehenden como elementos de una realidad subjetiva interna, indendientemente de los datos objetivos presentes en el momento, en éste sentido nos interesa conocer: Cuáles son los factores que intervienen y definen el bienestar en los individuos, o su predisposición al cambio.

La fenomenología, más precisamente, el interaccionismo simbólico, justifica la mirada o la perspectiva individual de abordaje. Es decir, cómo nosotros definimos nuestra realidad intersubjetivamente en nuestro contacto con los que nos rodean. Es por ello que si nosotros definimos el estilo de vida como cada uno de los determinantes de la “aproximación hacia lo oculto”; la mirada va dirigida necesariamente al fundamento de la vida cotidiana.

Entonces nos preguntamos: ¿Cómo lograr que los individuos asuman como propio el proceso de estar bien?, ¿Cuál es la estrategia para lograr la participación activa del individuo?, y ¿Cuáles son los elementos o condicionantes del contexto más relevantes que dificultan o faciliten el Cambio?.

Todo individuo aparece ante una realidad ordenada, en donde los fenómenos se le presentan están dispuestos de antemano en pautas que parecen independientes de la aprehensión de ellos mismos; y su imposición ante ellos actúa mediante una realidad que se constituye por un orden de objetos que han sido designados como tales antes de la aparición del sujeto a la escena social. Y es justamente esta forma consistente y relativamente estable en el tiempo la que permite que sea abordada científicamente en su magnitud.

Por otra parte, el lenguaje proporciona las objetivaciones indispensables y dispone el orden dentro del cual éstas adquieren sentido, y dentro del cual la vida cotidiana tiene sentido.

El vocabulario técnico de la sociedad y cada micro-sociedad en que vive el individuo lo hace moverse dentro de la vida en su cultura y llenaría la vida de objetos significativos.

La organización alrededor del aquí (de mí cuerpo) y el ahora (el presente) es el foco de atención que se presta a la realidad de la vida cotidiana, en este sentido, un punto de gran importancia en la concepción del “Alrededor de mí”, este es el elemento corporal, o de manipulación corporal, que es la zona que contiene al mundo que está a mí alcance, y bajo el cual habito y tengo cierto grado de control.

Es el mundo en que actúo a fin de modificar su realidad. Aquí la conciencia está dominada por el motivo pragmático. Es decir, en lo cotidiano hago lo que quiero que sea, o lo que pienso hacer. Es por ello que el interés por las zonas alejadas al rededor de mí son menos intensas y, por tanto menos urgente.

La realidad, entonces, se nos presenta como un mundo intersubjetivo, un mundo que comparto con otros. La intersubjetividad establece una señalada diferencia entre la vida cotidiana y otras realidades. Esto significa que no se puede existir en la vida cotidiana sin interactuar y comunicarse continuamente con otros. Razón por la cual, se dan existencia distintas perspectivas, en un mundo que no nos es común. Pero, sí habría una correspondencia continua entre los significados en la realidad en que nos desenvolvemos a diario.

Luego, la actitud natural de la conciencia para enfrenar el mundo es el sentido común, porque se refiere a un mundo que es común a muchos hombres. El conocimiento del sentido común se comparte con otras formas en las rutinas normales y auto-evidentes de la vida cotidiana. La cual, por supuesto, se da por establecida como realidad, y no requiere verificación siendo evidente por sí misma. Es por esto que nuestra realidad presente y actual es tan imperativa, y el querer abandonarla exigiría un esfuerzo extremo en una transición casi imposible.

23:10 Anotado en Intersubjetividad | Permalink | Comentarios (0) | Tags: epistemes